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En la búsqueda constante de la juventud eterna y la salud óptima, la ciencia nos ha llevado a descubrir una poderosa herramienta que ha estado al alcance de la humanidad desde tiempos inmemoriales: el ayuno. A través de una variedad de mecanismos, el ayuno no solo puede ayudarnos a mantenernos en forma, sino que también puede ser una estrategia eficaz para ralentizar el proceso de envejecimiento.

Uno de los aspectos clave del ayuno es su capacidad para promover la comunicación entre diferentes sistemas del cuerpo, en particular entre el músculo y los órganos internos. Este fenómeno, conocido como “crosstalk” (diálogo cruzado), ha sido objeto de estudio en los últimos años y ha revelado conexiones sorprendentes entre el tejido muscular y la salud metabólica.

Las Mioquinas  

Un artículo publicado en Endocrine Reviews en 2020 por Severinsen y Pedersen examina este fascinante campo de la investigación, destacando el papel emergente de las mioquinas, moléculas secretadas por el músculo esquelético durante el ejercicio, en la comunicación con otros órganos y tejidos. Estas mioquinas no solo tienen efectos locales en el músculo, sino que también pueden influir en el metabolismo y la función de órganos distantes, como el hígado, el páncreas y el cerebro.

Entre estas mioquinas, una en particular ha captado la atención de los científicos: la irisina, una hormona que aumenta durante el ejercicio y posee la capacidad de generar calor, debido a que puede convertir tejido adiposo blanco en tejido adiposo pardo. Descubierta en 2012, la irisina se ha relacionado con una serie de beneficios para la salud, incluida su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina y regular el metabolismo de la glucosa. Un artículo de revisión publicado en Nature Reviews Endocrinology en 2017 por Perakakis et al. profundiza en la fisiología y el papel de la irisina en la homeostasis glucémica, destacando su potencial como objetivo terapéutico en enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Relación entre Ayuno y el Antienvejecimiento 

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el ayuno y el antienvejecimiento? Resulta que el ayuno intermitente, una forma popular de ayuno que alterna períodos de ingesta alimentaria con períodos de ayuno, puede aumentar la producción de irisina y otras mioquinas, lo que potencialmente contribuye a sus efectos beneficiosos para la salud.

Un estudio publicado en Science en 2018 por Di Francesco et al. explora los efectos del ayuno en la salud y la longevidad, destacando su capacidad para inducir una amplia gama de respuestas metabólicas y moleculares que promueven la salud celular y la longevidad. Además de aumentar la producción de mioquinas como la irisina, el ayuno también activa vías de reparación celular y mejora la autofagia, un proceso que elimina las células dañadas y promueve la regeneración celular.

Sirtusinas (SIRTs)

Pero eso no es todo. Otra clase de moléculas, las sirtuinas (SIRTs), también desempeñan un papel crucial en los beneficios del ayuno y el antienvejecimiento. Las SIRTs son enzimas que regulan una variedad de procesos celulares, incluida la reparación del ADN, la apoptosis (muerte celular programada) y la longevidad celular. Se ha demostrado que el ayuno aumenta la actividad de las SIRTs, lo que puede contribuir a su efecto rejuvenecedor en el cuerpo.

En resumen, la investigación científica respalda cada vez más la idea de que el ayuno puede ser una poderosa herramienta antienvejecimiento al promover la comunicación entre el músculo y los órganos, estimular la producción de mioquinas beneficiosas como la irisina, activar procesos celulares que promueven la salud y la longevidad, y aumentar la actividad de las SIRTs. Al incorporar el ayuno de manera consciente y controlada en nuestra rutina diaria, podemos aprovechar sus múltiples beneficios para mantenernos jóvenes, saludables y llenos de vitalidad a lo largo de los años.