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En un mundo dominado por el constante flujo de información sobre dietas y hábitos alimenticios, el concepto de ayuno intermitente ha ganado popularidad como una posible estrategia para mejorar la salud y prolongar la vida. Uno de los estudios más destacados sobre este tema es “A Time to Fast”, publicado en la revista Science en 2018 por Di Francesco, Di Germanio, Bernier y de Cabo. Este estudio arroja luz sobre los beneficios del ayuno intermitente y cómo esta práctica milenaria puede tener un impacto positivo en nuestra salud y longevidad.

El ayuno intermitente implica alternar períodos de ayuno con períodos de alimentación normal. Aunque el ayuno ha sido practicado por diversas culturas durante siglos, solo recientemente ha sido objeto de investigación científica rigurosa para comprender sus efectos en el cuerpo humano. El estudio de Di Francesco et al. se centra en los mecanismos moleculares y celulares subyacentes que pueden estar involucrados en los beneficios del ayuno.

Uno de los hallazgos más significativos del estudio es que el ayuno intermitente puede inducir una variedad de respuestas metabólicas y moleculares que promueven la salud y la longevidad. Durante el ayuno, el cuerpo pasa de un estado de alimentación a un estado de ayuno, lo que desencadena una serie de cambios metabólicos, incluida la activación de la autofagia, un proceso celular que elimina las células dañadas y promueve la regeneración celular.

Además, el ayuno intermitente puede mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la inflamación y proteger contra enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. Estos efectos beneficiosos se deben en parte a la activación de vías de señalización celular que regulan el metabolismo y la respuesta al estrés celular.

 Durante el ayuno intermitente, se activan algunas rutas metabólicas como la autofagia, la señalización de la insulina, las vías de señalización celular,      éstas pueden contribuir con efectos beneficiosos para la salud y la longevidad. La comprensión de estos mecanismos es fundamental para aprovechar al máximo los beneficios del ayuno y desarrollar estrategias terapéuticas para mejorar la salud.

Autofagia

La autofagia es un proceso celular clave que implica la degradación y reciclaje de componentes celulares dañados o no deseados. Durante el ayuno, se activa la autofagia para eliminar proteínas mal plegadas, orgánulos defectuosos y otros materiales celulares no funcionales. Esto no solo promueve la limpieza y la regeneración celular, sino que también puede proteger contra el estrés oxidativo y el daño celular.

Señalización de la insulina 

El exceso de alimentación, especialmente el consumo de alimentos ricos en carbohidratos refinados y azúcares, puede conducir a una resistencia a la insulina. En la resistencia a la insulina, las células responden de manera menos efectiva a la insulina, lo que lleva a un aumento de los niveles de glucosa en sangre. Con el tiempo, esto puede conducir al desarrollo de diabetes tipo 2. Además, la falta de actividad física puede empeorar la resistencia a la insulina al reducir la sensibilidad de las células a la insulina y disminuir la captación de glucosa por parte de los tejidos periféricos.

La sensibilidad a la insulina se refiere a la capacidad del cuerpo para responder a la insulina y regular los niveles de glucosa en sangre de manera efectiva. El ayuno intermitente puede mejorar la sensibilidad a la insulina al reducir la resistencia a la insulina y aumentar la captación de glucosa por parte de los tejidos periféricos, como el músculo esquelético y el tejido adiposo. Esto ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre estables y puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Vías de Señalización celular

El exceso de alimentación y la falta de actividad física pueden activar la vía mTOR (objetivo de la rapamicina en mamíferos), que está implicada en el crecimiento celular y la síntesis de proteínas. La sobreactivación de la vía mTOR puede promover el crecimiento celular descontrolado y contribuir al desarrollo de enfermedades como el cáncer. Además, el exceso de alimentación y la falta de actividad física pueden inhibir la activación de la proteína quinasa activada por AMP (AMPK), que regula el metabolismo energético y la oxidación de ácidos grasos. La supresión de la vía AMPK puede contribuir al aumento de peso y la acumulación de grasa corporal.

Durante el ayuno, se activan varias vías de señalización celular que regulan el metabolismo y la respuesta al estrés celular. Por ejemplo, la vía de la proteína quinasa activada por AMP (AMPK) se activa en respuesta a la disminución de los niveles de energía celular, lo que promueve la oxidación de ácidos grasos y la producción de energía. Además, el ayuno puede inhibir la vía mTOR (objetivo de la rapamicina en mamíferos), que está implicada en el crecimiento celular y la síntesis de proteínas. La supresión de la vía mTOR durante el ayuno puede promover la longevidad y proteger contra enfermedades relacionadas con la edad.

Inflamación

El exceso de alimentación, especialmente el consumo de alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares, puede provocar inflamación crónica de bajo grado en el cuerpo. La inflamación crónica de bajo grado, causada por el exceso de alimentación y la falta de actividad física, puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, enfermedades cardíacas, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, enfermedades metabólicas y el envejecimiento prematuro.  La falta de actividad física también puede contribuir a la inflamación al disminuir la producción de citocinas antiinflamatorias y aumentar la producción de citocinas proinflamatorias. El ejercicio regular y una dieta rica en alimentos antiinflamatorios pueden ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo y promover la salud a largo plazo.

El estudio también destaca la importancia del momento del ayuno. Según los investigadores, el momento óptimo para ayunar puede variar según el individuo y su estilo de vida, pero se sugiere que el ayuno nocturno prolongado, por ejemplo, durante 12-16 horas, puede proporcionar beneficios significativos para la salud.

En resumen, el estudio “A Time to Fast” de Di Francesco et al. proporciona evidencia convincente de los beneficios del ayuno intermitente para la salud y la longevidad. Al comprender los mecanismos subyacentes del ayuno y cómo afecta al cuerpo a nivel molecular y celular, podemos aprovechar esta antigua práctica como una herramienta poderosa para mejorar nuestra salud y calidad de vida en la era moderna.

Este estudio subraya la importancia de seguir investigando y comprendiendo el impacto del ayuno en la salud humana, y destaca su potencial para revolucionar nuestra forma de abordar la nutrición y el envejecimiento en el siglo XXI.